Publicado en Refugio de Monos en marzo de 2007.-
La primera vez que vimos personalmente a Martha Pelloni fue en una marcha. A muchos les habrá pasado lo mismo. Ella marchaba adelante. No era Catamarca. Era Capital Federal, por
La segunda vez, también era una marcha. También por Julio López. Ella estaba a un costado junto a otro señor, sobre Avenida de Mayo, a la altura de Piedras, esperando a que pase Nora Cortiñas. Esa vuelta nos acercamos y hablamos un poco. Entre otras cosas, nos dijo que residía en Curuzú Cuatiá, Corrientes.
En febrero viajamos para allá. Desde el micro, sorprendidos porque la tierra comienza a ser colorada, queríamos llegar y dormir en una cama, pero también preguntarle su relación con
Llegar y trabajar
Bueno, yo terminé de estar al cargo de hermana provincial de
O sea, hay campesinos que ahí adquieren conocimientos para poder producir...
Exactamente, se capacitan y se llevan el crédito que está dentro del mismo paquete para poder autogestionarse... es muy interesante, nosotros con nuestros ingenieros, un ingeniero, que hizo la capacitación de desarrollo social y fue hasta Venezuela y tiene una mentalidad muy distinta a la que puede tener el estado argentino en el INTA, él es independiente. Es un hombre que aprendió muy buenas relaciones, interrelaciones entre los campesinos y nos unió a todos. Tal es así que hace dos años pudimos hacer el primer foro social campesino, con 400 campesinos de toda esa zona y se reunieron en cuatro grupos, el área de producción, el área de tierras, el área de educación y el área de salud. Entonces cada grupo tiene ahí su liderazgo, según sus intereses, yo me puse en el de producción porque es lo que nosotros facilitamos a la gente.
¿Eso es en Goya?
En Goya, y bueno, la parte médica, nosotros tenemos médicos permanentes. En algún momento tuvimos Planes Sociales de Sanitaristas pero todo eso se fue muriendo. Sostenido por el gobierno no sirve, es un tiempito nomás. Pero 70 personas diarias atendemos. Yo animo esto, soy la presidenta y animo, pero además no es de
¿Es un grupo grande de mujeres?
No son muchas, pero cuesta, están las que hilan... el ciclo es completo. Hay cien ovejas en el predio, ellas hilan la lana, tejen, venden y se les paga por tejido. El comercio es lo más difícil. Porque nosotros no somos comerciantes y a ellos les cuesta, lo que sí hacemos es facilitarles las conexiones, que a veces les interesa. La lana se vende bien. Eso es en Goya y quedó, quedó desde el 2000 que yo salí y va creciendo. Y acá yo vivo en una comunidad educativa pero no trabajo ahí. Entonces estuve ocho, nueve meses, cerca de un año, viendo que íbamos a hacer, adonde apuntamos. Y decidimos dedicarnos a Derechos Humanos, porque esta es una ciudad militarista cien por cien. A la entrada tiene el busto de Aramburu. Y ahora Bendini, dividió el Ejército Argentino en regiones, la región del noreste, del NOA y del sur. Y del noreste concentró todo acá en Curuzú Cuatiá, por eso el segundo cuerpo de Rosario, que es grandísimo, todo está acá. Son 500 efectivos. Y entonces decidimos abrir una casa, porque la casa dice reunión, acogimiento, vida, no una oficina. Y alquilamos una casita chica.
Y no había nada acá, así parecido.
No, no, te digo algo, los habitantes de Curuzú Cuatiá no conocían los nombres de los desaparecidos de Curuzú Cuatiá. Al año que abrimos la casa el primer acto del 24 de marzo, no, el día de los derechos humanos, el 10 de diciembre, en la plaza de aquí, de General Belgrano, frente a la policía, hicimos un acto. Y éramos un grupo de gente, invitamos y todo, pero más de quince personas no éramos, pero: ¿qué pudimos decir en ese acto público y que salió en los medios? Los nombres de las familias que tuvieron desaparecidos. Que son bastantes. Y el año pasado ya para el 24 de marzo logramos que familiares de ellos hablaran. Y eso fue un cimbronazo. En la radio, en los medios, porque no importa el acto si no viene la gente, pero ve la televisión, escucha la radio y lee el diario.
¿Hay un interés por parte de la gente?
No, para nada, para nada. Y eso me impactó porque nosotros tenemos desaparecidos de la liga agraria, que estaban ligadas a las dos monjas francesas que son de acá, de Curuzú Cuatiá. Y bueno, ahí andamos buscando los cuerpos de ellos todavía. Sabemos que están enterrados por aquí.
Y acá hubo centros de detención...
Sí, sí.
¿Y se sabe dónde?
No, tanto como eso no. Acá debe haber habido algo, no tenemos concretamente, pero en Goya, en Paso de los Libres, el más fuerte. Yo estaba en Goya en esa época, así que a mí me tocaba recibir a la gente. Yo era rectora del colegio y entonces hospedábamos a los familiares de los que detenían. Los hospedábamos en nuestras casas, en nuestro colegio y les brindábamos apoyo de todo tipo.
¿Ud. estaba en Goya durante el golpe?
Sí, sí, incluso a mí si no hubiera sido... ya en democracia, si no hubiera sido que vino el Papa y perdimos la guerra de las Malvinas a mí me dejaban cesante. Porque me cayó la SIDE con una denuncia por una catequesis que yo daba en las aulas, me dieron con un caño, y figuro en las listas. Pudimos tener en nuestras manos los expedientes del ejército, tengo una copia de eso, muy interesante. Figura mi nombre como tercermundista, zurda, izquierda... bueno.
¿Y qué actividades desarrollaba además de dar clases?
Yo, bueno, todo lo que era pastoral social, desde el obispado porque teníamos a monseñor Devoto, que era como un De Nevares o como el de la Rioja , Angelelli. Para nosotros Devoto fue el formador de nuestra mentalidad, él fue el que sostuvo las ligas agrarias.
¿Y Ud. lo conoció?
Sí, y viví cosas trabajando. Era un poco la chofera, como era un hombre tan humilde y no tenía auto ni nada, además sufría de gota, yo inventaba un viaje, la secretaria de él ya sabía, inventaba un viaje a Curuzú porque sabía que él viajaba a Curuzú. “La hermana Martha va para Curuzú”, entonces lo traía. Porque a mí me gustaba hablar con él. Me contaba muchas cosas, por ejemplo él confesó a Valle cuando lo fusilaron. Fue uno de los pocos obispos que visitaba a los presos políticos. Pero le hacían las revisaciones esas de rutina, cuando entran y cuando salen, se las bancaba todas. Él no tenía auto y viajaba, suponete a capillas de campo, o aunque no fueran de campo, la ruta es campo, y cuantas veces lo dejaban en la ruta a la noche. Lo bajaban. Le hacían una requisa, “¿Y Ud. quién es?”, “Yo soy...” lo bajaban y lo dejaban en la ruta. Una vez, le regalaron una torta y traía la torta en el ómnibus, “Y a ver...¿qué lleva?”, “Llevo una torta, si la van a abrir, llévensela”. Y se llevaron la torta.
Conseguimos gente que años atrás había hecho denuncia en los Juzgados y no pasó nada, en el único juzgado de acá, en Curuzú. Yo necesitaba la prueba actual de algo concreto, que le saque la careta, bueno, un día iba caminando, y un estanciero de acá me dice que él vivía con una chica jovencita de 20 años que tenía un bebé que él adora y que por ese hijo y esa chica él daba la vida. “Yo necesito, hermana, que Ud. me dé una mano porque esa chica fue violada por primera vez cuando estaba en segundo año de colegio, por ese atorrante que..” Bueno, había una pica entre ellos. Eran sociedad, distintos poderes, y él aprovechó esa situación más allá de que quiere al hijito y quiere a la chica. Bueno, se prestó para la cámara oculta. Mientras tanto... lo que tuvimos que trabajar... porque no podía ser ese sólo caso. Veinticinco años. Chicas que tuvieron que ir a Federación, a Concordia, a recibirse porque acá no podían.
Y las denuncias hechas en el juzgado eran desde...
También de veinticinco años. Y el colegio nacional que tenía denuncias cajoneadas. Pero eran compinches de la rectora, era abogado de la familia. Se hicieron las denuncias y no pasaba nada con los medios, las radios, nada, y entonces como no pasaba nada, sinceramente, lo extorsionamos al ministro de Educación de Corrientes, en vísperas de cuando iba a llegar... le hablo por teléfono y por los medios, le digo: esta es la suya, porque va a quedar pegado si no viene, porque ya había ocurrido de un maestro que había violado un nene de primer grado en su casa, su alumno. Bueno, el ministro vino. Y se hizo justicia, pero después de un año recién. El maestro está preso ahora, pero porque el año pasado violó a un chico en el campo, lo dejaba encerrado, el chico se escapó y lo denunció. Pero el abogado pidió licencia por enfermedad porque el ministro lo sancionó con un sumario administrativo que todavía no salió, pero él está con licencia. Lo que nos interesa es que esa gente no pueda estar al frente de niños, con alumnos, que esté en una oficina, que cuide papeles. Ahora el maestro sí. Él tenía chicos en su casa, llevaba chicos a su casa. Él fue violado cuando tenía ocho años, es víctima de su propia historia. Esos casos tuvimos, así, acá la gente es corporativa, los maestros salieron a favor del maestro, no interesaban los alumnos, y siguen habiendo casos... y los atendemos individualmente.
Entiendo los casos de encubrimiento en donde el abusador es un personaje poderoso. Pero en los casos donde el abusador es una persona humilde... ¿por qué se da el encubrimiento?
Un fiscal en Goya, que ahora es Juez de Cámara, me dijo “¿Sabés qué pasa?, esto es cultural en nosotros también, esto es así.” O sea que él también tenía la mentalidad machista de que es así. Es algo común. Se da el abuso.
Los destinos
Se dialoga, yo hace dos años no acepto cargos en instituciones. Yo soy animadora, y en cierta manera soy líder, pero sobre todo me gusta animar. Y yo me jubilé siendo rectora de colegios secundarios. Treinta años en distintos colegios, pero ya no acepto un cargo en una institución. Y a veces a la congregación le cuesta eso. Este colegio ahora no tiene hermanas al frente, somos laicos. Nosotras estamos para tareas fuera de la institución. Que para mí es más importante la promoción humana, de la sociedad vulnerable, desde la pobreza, yo siempre pienso que si Jesús, históricamente, tiene un valor más allá de la religión de cada uno, fue un ejemplo de vida inmerso en la sociedad. Él no tenía escritorio, no tenía oficina, a la gente la atendía en la calle, en lo cotidiano. En lo inmediato. Y trataba de solucionar los problemas en esa época. Los milagros eran siempre solidarios.
¿Y con el resto de
Mirá... yo creo que hemos crecido mucho con el resto de
Y desde la época de la dictadura que estuvo en Goya hasta acá, en Curuzú Cuatiá, ¿pasó por otras provincias?
Bueno, sí, Catamarca.
¿Muchos años?
Tres añitos nada más. Lo que pasa es que yo estuve con una enfermedad de por medio, un cáncer que me tuvo en Bs. As. haciendo el tratamiento. Mejoré después de los rayos y todo, y pasé a Catamarca, pero yo le había canjeado la vida a Dios. Le dije “Mirá, tengo ganas de vivir, si me das unos añitos de vida yo no voy a desperdiciar el tiempo” y me tomó la palabra porque ocurrió lo de María Soledad. Y me sacó de lo institucional. Porque yo a partir de ese momento soy del pueblo, adonde me llaman voy.
Pero igual Ud. antes de Catamarca... recién dijimos que había estado con Devoto...
La mentalidad la tenía y el trabajo, sí, eso es cierto, pero era local. Era una mentalidad que respondía a esto, pero el trabajo era local. Desde una institución porque yo era rectora de colegio, pero era un modelo de colegio abierto a la comunidad, nuestro colegio estaba al servicio de la comunidad. Lo que hacíamos siempre era en respuesta a.
¿Y a Catamarca fue por qué la llamaron para que vaya allá?
No, a Catamarca me mandaron. Pero porque yo había pedido que no quería más cargos de poder. Quería trabajar con las bases dentro de la institución, lo que es la catequesis, lo pastoral. Para el cambio de mentalidad. Para estar en contacto, acá le decimos “el enchamigado”. Y eso lo pude hacer, pero estuve un año nada más, porque la rectora, era una laica muy buena, pero muy quedada en la estructura de manejo. Entonces yo... reunión con los padres para lo que yo quería, no tenía esa libertad, con las chicas tampoco. Todo era en horario... no saque a las chicas del aula, yo quería ir con un grupo a hacer un trabajo... muy estructurado. Y yo dije: al final yo hacía más cuando era rectora. Entonces al año siguiente me devolvieron la rectoría ahí en Catamarca, y gracias a Dios, porque ahí siendo rectora pude hacerme cargo de lo de María Soledad. Eran tres colegios en uno. Y bueno, yo lo abrí, pero eso se dio solo, y a partir de ese momento yo me di cuenta que no me pertenezco a una institución. Me pertenezco a la gente.
¿Y en Catamarca Ud. elige irse?
No, no, yo no elijo. Yo hago un voto de obediencia. Pero no me hice problema, la misión ya estaba cumplida, mi etapa estaba cumplida. Pero además si yo soy animadora y soy líder el trabajo no lo hago yo. Es hacer hacer, ese es el verdadero líder. Animar para hacer.
¿Y quedó un grupo?
Quedó la comisión pro-esclarecimiento y justicia, quedaron los políticos organizados que ganaron el frente social cívico que eran integrantes de todos los contra de Saadi. Quedó el grupo más hermoso para mí, el de las mujeres catamarqueñas, todas mujeres preparadas culturalmente digamos, que hoy están ocupando puestos políticos, pero que en ese momento me dieron el acicate a la justicia, por sobre todo porque yo no tenía prensa en Catamarca y ellas se las ingeniaban para salir en la prensa, sacar los artículos, sobre todo en el mes de receso judicial, en enero, que para nosotros fue un mes clave, porque se habían ganado las elecciones para nosotros y ellos tiraban tierra para tapar todo el tema de María Soledad. Así que estas mujeres fueron excelentes.
Ahí lo conoció a Patti
Sí. Y yo de Patti supe porque me avisaron para que tenga cuidado, dos ejemplos: al tipo responsable de la quiniela clandestina de Pilar le pasó un camión por encima y a la jefa de los prostíbulos, también, su policía los liquidó. No sé si un tiro a uno o el camión al otro, pero los liquidó. Él puso una teoría que había encontrado quién era. La enfermera que trabaja en diagonal a donde habían tirado a María Soledad, bueno, la enfermera desapareció, yo me la encontré una vez en Santa Fe y desapareció del mapa. Porque era de una unidad básica. Y yo lo destape a él, en la cara, le dije: no, esto no es así. Y a los quince días se tuvo que ir. Pero sin molestar tirándole abajo la teoría que expuso él.