“Cada uno hace el duelo como puede y convive con su historia como puede”.
Siempre en Refugio de Monos tratamos de mantener viva la memoria de tod@s aquellos compañer@s que han sido secuestrados y desaparecidos en la última dictadura Oligárquico-militar. Si hablamos de mantener viva la memoria un ejemplo de ello es Mariana Pellegrino, autora de su primera novela testimonial “Más allá de ellos, pero no sin ellos”. Es la hija de María del Carmen Di Blasi, quien fue secuestrada de su domicilio el 5 de julio de 1978 y aún hoy continúa desaparecida.
Yo creo que mi vieja a mi me dio algo en el tiempo que estuvo, qué no se qué elemento fue pero que articuló el efecto de no resentirme. No sé claramente bien con qué pautas, pero yo nunca pude llenarme de odio. Me parece que es una pérdida de tiempo ocuparme del odio con respecto a alguien, digamos es perderme la posibilidad de amar a otro.
Ese libro, que en realidad cuento un montón de ausencias, lo que me devolvió fue millones de presencias y de anécdotas para contar.
En el libro contás que cuando el ejército argentino se llevó a tu mamá, vos estabas durmiendo.
Sí, es re loco. En esa casa vivíamos mi mamá, el compañero de mi vieja, mi hermano, mi abuela y yo. El dormitorio por donde se meten los tipos daba como a un zaguán, a un patiecito interno de la casa, era un PH. Los tipos llegan a meterse a ese patio y se meten en esa habitación. Cuando me levanto a la mañana mi hermano y mi abuela me agarran y me empiezan a contar. Yo digo… de qué están hablando?. Mamá se fue temprano. Porque yo aparte siempre me levantaba con ella a la mañana antes que entrara al colegio a dar clases. Nosotros íbamos a la tarde, estaba con ella a la mañana, boludeaba y entonces yo me dormía muy temprano, tipo ocho y media y me levantaba con mi vieja.
Esto que te cuento me lo contó mi hermano. Yo digo - uy mamá ya se fue - como diciendo me levanté tarde, me quedé dormida. Lo peor fue que después a través del tiempo entendí que me había quedado dormida, y tuve serios trastornos de sueños, que hoy los tengo todavía. Me cuesta mucho dormirme, es como que tengo que estar siempre en estado de vigilia, siento que si me duermo muy profundo algo va a pasar, todavía cargo con eso, pero bueno… la anécdota es que cuando me cuenta eso, yo decía de que me están hablando, con lo cual hago mi rutina y me siento en el umbral a esperarla a la tarde, entonces a medida que pasa el tiempo voy cayendo.
¿Qué edad tenías en ese momento?
Once, pero yo estaba muy ajena a la historia, fue en el 78. Cuenta mi hermano que mi vieja me llamaba desde la puerta, le pedía a los tipos que la dejaran saludar, me llamaba. Y mi hermano dice: “no la despiertes”, percibiendo que si yo me despertaba me mataban ahí los tipos, porque yo era muy de mandarme y si había una discusión que me disgustaba la discutía. Entonces calculo que si me despertaba con 5 tipos apuntando a mi vieja y a nosotros, no sé si me hubiera terminado de chiflar, viste? O hubiera querido pegarles, no sé, no se me ocurre. Pero creo que mi hermano presintió que no era un cuadro que me iba a dejar muy sana digamos no? Con lo cual mi vieja le pide permiso a los tipos y el tipo apuntándola la deja que se acerque para despedirse, y me da un beso en la frente como solía hacer mi vieja.
“Cuenta mi hermano que a mi abuela la obligaron a taparse la cara con la sábana, a él y a sus trece años lo ponen de cara a la pared, y mis once años preferimos no despertar”.
“Con los sueños acribillados por tanta soledad y una esperanza casi absurda soporté. Tenía que estar viva para que se produzca el milagro. A veces pienso, que el milagro simplemente consistió en estar viva”.
¿Nunca le recriminaste a tu hermano que no te haya despertado en ese momento?
Sabes que no, no a mi hermano, sino a mí. El no estar alerta. Es más, esto lo cuento en el libro, cuando cuento el episodio. Cuando escribo < yo y mis doce años dormía >. Ahí me doy cuenta que esa historia que conté, que yo la veo en imágenes, a mi me la contaron pero yo la construí de tal modo como si la hubiera visto, es más tengo la imagen de mi vieja parada en la puerta de la habitación con el sobretodo que tenía puesto. Tengo la imagen como si la hubiera vivido, es mas cuando la cuento, la cuento con los rostros que yo le había puesto a cada uno de estos tipos. Re loco es eso, cuando estoy escribiéndolo y pongo, mientras yo dormía, ahí digo… Entonces esta historia la construí yo, a través del relato de mi hermano en imágenes. Digo… si yo no recordaba que estaba durmiendo, yo le porfío a mi hermano y a quien quieras, que yo estaba despierta, hoy, me entendés?. Para mi fue haberlo vivido, de hecho, lo construí de ese modo.
¿Qué pasa conmigo cuando escribo? ¿Para quién escribo? ¿De qué me libro cuando escribo este libro?
“Me encuentro en cada palabra, en cada construcción gramatical construyo mis cimientos, tomo distancia y me leo las verdades. Me encuentro y reconstruyo a cada instante, a veces me siento perdida, casi por costumbre”.
En esta historia el tema es que son duelos permanentes, vos no sabes donde están, y no podés verlo. Digamos como que psicológicamente no hay muerte sin muerto. Entonces yo ni siquiera tenía una anécdota para hacer, no un cierre, para hacer base. Yo tenía un hasta mañana totalmente deshabitado. Entonces el psicólogo en una de las tantas veces me explicaba, que en realidad el mecanismo mío mental fue construirme con el relato de mi hermano un suceso como real para poder agregarle algo a ese vacío que había quedado de la noche a la mañana.
Entonces si yo no construía algo para hacer base en mi imaginación, como un hecho real, me iba a costar el triple. Entonces con el relato que me hace mi hermano y que se lo hice contar 20.000 veces, como no entendí que yo me quedaba en el umbral a esperar a mi vieja y mi abuela me venía a buscar: –Nena tenés que venir adentro- y yo le respondía que estaba esperando a mamá. Hasta un estado de psicosis.
Es que a esa edad hay muy poco por entender acerca de la desaparición de una madre.
Claro, es que después con el tiempo no era que me había vuelto loca, si de hecho hacía lo que hubiera hecho cualquiera, esperar que vuelva, hasta si te descuidas ayer… Porque siempre queda esa fantasía.
¿La fantasía de que vuelva?
Y en tal caso, quien te lo puede negar, digo… una obviamente va creciendo y va madurando y tiene re claro que no. Y de última, con suerte, antes de morirme tal vez recuperar los huesos, si los antropólogos los encuentran. Digo… cierro ahí como que ahí está toda puesta mi aspiración, hoy. Que por lo menos me devuelvan mi muerto, no? encima que estos hijos de puta no se queden con los muertos que no son de ellos.
El 4 de julio de 2006, el sindicato docente, junto a otros organismos que trabajan la “Memoria” decidieron rendir homenaje a María del Carmen Di Blasi, en la escuela donde ejerció por última vez su vocación.
¿Cómo fue esa experiencia?
No, no, no. Yo no te puedo explicar lo que pasó, que también es loco la historia que pasó pero lo más loco es sentirlo. Digo… que te entre por todos lados. Además esos 120 pibes que se bajaban de los grados y te vienen a abrazar, y aparte esas preguntas que hacían que me llevaban tanto a mi edad. Porque, además, hay una parte mía que sigue teniendo esa edad, que es la que se permite sentir esas cosas que sienten los chicos, esta cosa de imaginar, de jugar.
El entusiasmo que tenían por hacer ese acto… Que en tal caso iba a ser un regalo para mí, que iba a ser un día de homenaje oficial y cómo se habían comprometido con la historia. Los pibes habían tomado como protagonistas de esta historia a Mariana, que empezaba a figurar en los libros.
Seguramente a partir de tu libro, esos chicos empezarían a conocer una parte de la historia que seguramente hasta ese momento no conocían.
Pero por supuesto, claro, de hecho hubo maestras que no dejaron que los alumnos participen del taller. Después me entero que era la esposa de un milico. Yo inclusive digo invitándola sin hacer mención a ella, que hay un rigor histórico que no se puede torcer y que no tiene que ver con de qué lado uno tiene el pie, digamos... nadie puede negar que Roca existió, que hizo la campaña al desierto, hay un rigor histórico que no se puede dejar de contar. Entonces invitaba a la gente que lo seguía tomando como algo personal. Que entendiera que tenía que ver con la historia y que era un hecho histórico y que en tal caso, en mi caso, era una persona que simbolizaba a una hija de esta historia.
“Siempre fui valiente para recibir, pero ahora se trata de vivir. Corporizo mi historia en este libro para llamar a cada uno por su nombre. Barajo y doy de nuevo, confío en que ya tengo ganada la partida. Para las sombras de mis monstruos interiores, que cuando más ocultas más feroces se vuelven, escribo y dedico este libro. Contra ellas y ellos libro la batalla. Mi conciencia es mi victoria. La claridad no admite sombras”.
“La conciencia sólo sabe mirar de frente”.
¿No sabés a que centro clandestino de detención fue llevada, y si alguien pudo conversar con ella en cautiverio?
No, nada… Este último tiempo parecía haber como un camino con antropólogos, el mes pasado veníamos bien con el hilado porque antropólogos cruza información con la gente de Espacio para
¿Seguís con la misma expectativa de dar con esa información?
Sí, al principio cuando fue después de lo del libro, digamos, estaba muy movilizada. Ahora se me fue un poco la ansiedad pero yo creo que me gustaría no morirme sin haber encontrado sus huesos. No sé si igual cierre la historia, me parece que igual moriré con este duelo permanente. Quedarán sin la posibilidad de ser juzgados, sin condena, justicia cero. Bueno… denme lo que es mío.
A mí me gustaría saber cuál fue su último recorrido, no sé si me va a cambiar algo pero ojalá que encontrara a alguien que me pueda hablar de ella. Saber que fue lo último que dijo, o sea, como lo vivió, si nos nombraba. Digo esta fantasía que uno no sabe qué fue lo último que pensó, que fue lo último que miró, saber cómo lo vivió, como lo sufrió. Si no me pasa que queda todo en la construcción que yo me hago, digamos… de sufrimiento. Y es muy jodido porque andá saber cuánto sufrió, cuánto tiempo duró, viste, a lo mejor me dicen bueno no duró una noche. No sé, yo escucho testimonios o lees en el “nunca más” que uno le contaba al otro que tenía hijos, entendés? Que era lo último que había habitado en su alma y en su cabeza antes de morir. Lo deseo tanto que hasta por momentos lo pongo en la lista de los imposibles, para negar que lo deseo. Para no volver a quedarme en ese lugar de la espera. Como engaña pichanga que me hago. Si no es como que me quedo otra vez enganchada, o sea… esto de sufrir por esto, que no pasó o que no vuelve.
¿Como fue el momento en que decidiste ir a antropólogos?
Buscar a mi muerto fue como morirme y en antropólogos era contar la historia, mostrar las fotos, son los que están enhebrando estos eslabones. Empezar a recordar y a averiguar datos que no tenía. Si tenía una militancia concreta y en donde, Viste un montón de cosas que yo desconocía de mi vieja. Y hay muy pocos datos porque en realidad la gente cercana a ella desapareció toda, por lo cual los familiares sabían poco y nada; y además en ese momento por precaución y por salvar a los demás, ellos mismos no contaban.
¿Sabes con que agrupación simpatizaba o mantenía contacto?
Nosotros lo que intuimos, más que nada por su compañero que era Montonero, entendemos que viene por ahí. Pero de todas maneras mi recuerdo es que la vieja laburaba ocho horas en el colegio y después estaba en casa con nosotros, y además tenía una biblioteca que laburaba y alfabetizaba en mi casa gratis. Hasta te diría que ella no tenía una militancia concreta, pero bueno… igual no dejan de ser todas incertidumbres.
Nunca más la volví a ver, ni a sentir, ni a besar, ni a despedir, ni a hablar, ni a acariciar, ni a escuchar.
Nunca más me volvió a ver, ni a sentir, ni a besar, ni a hablar, ni a escuchar, ni a cobijar, ni a acariciar.
Nunca más pudo volver.
Nunca más es mucho tiempo.
Estas historias no tienen que ser silenciadas porque siempre hay alguien que quiere escuchar. Escribir el libro fue como potalizar ahí el dolor de algún de modo.
Fue una mujer digna y tenaz, fiel a sus sueños y deseos.
Deseó un mundo mejor para todos y cada uno de nosotros,
Y como ella también los 30 mil desaparecidos que hoy la acompañan.
Como hija, tengo la única certeza de que el único homenaje que la representaría, sería el castigo definitivo a los responsables ideológicos y materiales de matar sus sueños, ideales, verdades, libertades y dignidades.
¡Ingenuos!
Creyeron que con este acto criminal acabarían con ellos.
Sin embargo hoy, 30 años después, su ejemplo no sólo está vivo, sino que es la simiente multiplicada en cada mujer y hombre que lucha por sus sueños, reivindica ideales, defiende libertades, busca verdades.
Por eso hoy, más que nunca, en tu nombre mamá y en el de los 30.000 desaparecidos, tus hijos siguen buscando la desaparecida verdad.
A vos mamá y a tus compañeros les decimos:
No teman, no hay suficiente bronce en el mundo para lapidar vuestros sueños y tampoco los nuestros.”
Algunos Textos que reproducimos en esta nota son del libro de Mariana “Mas allá de ellos, pero no sin ellos”, ediciones Ultimo Reino.
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