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jueves, 8 de diciembre de 2011

Entrevista a Aida Sarti realizada por P.M.Giacobbe

publicada en la refugio de Monos en 2009.


- ESPERAME… QUE VOY CON VOS.
- NO, NO, YO ME VOY QUE TENGO QUE IR A LA PLAZA DE LAS MADRES…

Era la primera vez que Aída escuchaba hablar de las Madres y no sabía de qué plaza Adelina Alaye le estaba hablando. El diálogo se dio en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, una entraba y otra salía.

Así fue que Aída le preguntó cual era esa plaza. La de Mayo. Las Madres se habían juntado por primera vez el 30 de abril y ese día era la tercera o cuarta vez que lo hacían. De la Asamblea se fue corriendo a la plaza.

“Todavía en la cabeza de nadie pasaba que esto podía ser un secuestro para matar a nadie, a pesar de la dictadura. Las que no tuvieron un operativo como el mío, porque fue terrible, yo ya sabía que mi hija no iba a volver. A mi hija no la llevaron en el 76, la agarran en el 77, pero en cuanto la agarraran… no iba a volver. Ella era del ERP.”

A Bety, que es la hija de Aída, la venían buscando desde el 76, y ese año realizan un operativo en la casa, pero su hija no estaba. Se había ido al cine y después a la casa de una amiga. El operativo fue de madrugada.

“Rompieron la puerta que era de cedro, pero igual. Yo fui la que me levante más rápido. Los dormitorios estaban arriba, le dije a mi marido: - yo voy a ir, nosotros no hemos hecho nada.”

Les robaron de todo menos los muebles.
- ¡Mire, mire, “La célula roja”, Jefe! - dijo uno de los ladrones, entusiasmado con el título de un libro.

- Pero si es de medicina, leanlo, es un libro de medicina.- respondió Aída, que “no podía ni hablar, tenía la boca seca. Porque yo no sabía donde estaba mi marido, nosotros teníamos una casa con un parque de cincuenta metros y en el fondo estaba mi suegro, no sabía bien que estaba pasando, ni que pasaba con Claudia, (la otra hija) porque el asunto era conmigo.”
(Los libros que buscaban estaban en el fondo del taller, pero no los vieron, el lugar estaba muy oscuro y no se atrevieron a entrar.)

- ¿Por qué con usted?
- Porque Bety traía los chicos al taller y yo estaba cosiendo y capaz hablaban ahí. O iban a la cocina. No hubo manera de hacerle entender que a casa no se podía traer porque íbamos a estar en peligro todos. Estaba el abuelo y todos, no la pudimos convencer. Se le habló políticamente que acá no se podía hacer la guerrilla porque era mucha clase media, eso era una locura. Cuando pasó lo del allanamiento ella vino a las nueve de la mañana, apareció ahí, yo salí a buscarla por el barrio y la vio mi marido.

- Andate, andate.- le dijo, estaba todo tirado por el suelo, por todos lados.

- ¿Los chicos eran compañeros de ella?
- Claro, que venían tabicados.
Y entonces Aída le preguntaba a Bety: - ¿Qué es tabicados?
Y Bety le explicaba: - Que ellos no saben que vienen acá.
- Ah… no saben que vienen acá. ¿Y los ojos de qué les sirven?
- No ven nada.
Y un día se apareció uno de sus compañeros tabicados sin tabicar. Pero no llegó directamente, antes anduvo un rato por enfrente hasta que se dio cuenta y cruzó.

“Hay cosas que son hasta de reírse. Cuando lo vi entrar pregunté: ¿Cómo fue que vino? Tiene orientación. ¿Tiene orientación… olfativa? No. ¿Y entonces?”

Y también llegaban chicos chicos, “me trajo unos chicos de Tucumán que mataron a los padres delante de ellos. Uno de dos años sin habla, y estuvieron una semana.”

BEATRIZ CRISTINA
“Ella sabía que se iba a morir en la lucha, porque ella me escribía cartas y me las ponía debajo de la almohada, haciéndome una arenga… era muy buena alumna, escribía muy bien: “Mami esto va a ser para todos, no hay diferencias, esto va a ser para mejor…””

A Bety la secuestraron el 17 de mayo de 1977 junto con su novio. Y los padres de ambos chicos al primer lugar que van a preguntar es a lo de Monseñor Graselli.

“Fuimos un domingo, los cuatro, el matrimonio y mi marido. Ese día no había gente, prácticamente no había nada. Fue apenitas, porque se los habían llevado a los dos el viernes. Y el domingo estábamos ahí, un crápula el tipo, después supimos. Un traidor, sacaba información, les pasó a otras, después los hacía ir al aeropuerto y en el aeropuerto los agarraban.”

En el Ministerio del Interior no sabían nada: - No… se habrán ido a Europa…

Pero peor le fue buscando información en el regimiento 601 de Palermo: “En el jardín había una especie de oficinita, con un tipo muy alegre que atendía ahí. “No, señora, su hija se habrá ido a Europa, seguro, porque acá no figura.”

Y de repente se levantó, mi marido me esperaba en la vereda. Se fue y volvió. Y cuando volvió me dijo “venga un momento, señora”
Cruzamos el parque ese que había.
A mí no me digas como subí allá arriba porque yo dije “chau, a mí me secuestraron”, en mi memoria no lo supe nunca.
Me llevaron ahí, un salón sin nada. No tenía nada, solamente una silla que me dijeron que me sentara. Que ellos venían enseguida. Estuve dos horas, me hice pis. Lloré, grité, toqué las puertas, las paredes, no había ventanas. Yo pensaba el escándalo que estaría haciendo mi marido.

A las dos horas aparece él (el tipo alegre) y otros dos más:
- ¡BUENO VAYASE!
Ahí sí baje por un ascensor, pero como subí no me acuerdo. Y me fui, no me tomaron mas datos ni nada.”

“La década del 70 fue la semilla de los dos grupos, Montoneros y ERP. Y otros grupitos que adherían a ellos, del ERP no quedó nadie. Del 1º de mayo del 77 a fines de ese año mataron 500 personas. Los varones los mandaron a campo de mayo y las mujeres al Vesubio.”

Tanto Aída como Claudia estuvieron con el Equipo de Antropología Forense y con una muestra de sangre aportaron información útil para poder identificar a Bety.

“A los del ERP los mataron a todos, cosa que no hicieron con los Montoneros, unos eran marxistas y los otros la parte armada de Perón, que no era de izquierda, parecía pero no era. Hay que leer un poco para saber que no lo era”

LOS TRES DIAS TRAGICOS
Aída se fue haciendo amiga de Azucena Villaflor, y cuenta que era fortachona y tenía la costumbre de agarrar de las solapas a quien no le agradaba del todo. Sin importar el rango o la contextura física del desagradable.

El 8 de diciembre de 1977 un grupo de tareas realiza un operativo que abarca la Boca, Paseo Colón esquina Belgrano y la Iglesia Santa Cruz. Las madres venían juntando dinero para sacar una solicitada el 10, en el diario La Nación.

Ese operativo se realiza con la información que les brinda el infeliz de Astiz a raíz de haberse infiltrado en las Madres.

Cuenta Aída, que el 8 Astiz apareció por la Santa Cruz, un rato antes de los secuestros “trayendo algo (poca plata) para colaboración de la solicitada. Y él tenía un papel, no se sabe si era un diario, unos dicen un papel, otros dicen algo en la mano, y dijo: a vos te digo, a vos te digo, a vos te digo… y fue señalando.
- Dentro de un rato voy a traer mas plata, porque no me pagaron.
Al rato apareció el operativo.”

El 9 de diciembre por la mañana Aída tenía que estar en La Nación hasta que otras Madres le acerquen el papel con la solicitada. Eso sucedió por la tarde y Aída todavía no sabía nada de lo ocurrido en la Santa Cruz.

"A las cuatro de la tarde no aceptan la solicitada porque era manuscrita, y entonces Nora Cortiñas, que tenía al marido que trabajaba en el Ministerio de Economía, con todos los empleados, en menos de dos horas la pasaron a máquina. Entregamos eso un día de mucha angustia.”

Esa tarde Azucena habla de los secuestros en la Santa Cruz con Aída, quien en el acto no reflexiona sobre lo sucedido. Acuerdan encontrarse a las ocho de la noche en la casa de Azucena, en Sarandí.

En la cocina de su casa, Azucena miraba la tormenta por la ventana mientras hablaba: “Estamos en un momento muy dramático, puede pasar cualquier cosa. Si a mi me pasa algo ustedes tienen que seguir. Y si vos ves que vas a un lugar y te miran, o se para un coche o se acerca un tipo al lado tuyo, te tirás al suelo y empezás a gritar.”
- ¿Pero por qué me decís todo eso?.- le preguntó Aída.
Arriba de la mesa de la cocina estaban todos los papeles que habían juntado para la solicitada, con números de teléfono, DNI, nombres y todos los lugares adonde habían ido.

“Me fui a las diez, me acompañaron (Azucena y su hija Cecilia) cuatro cuadras. Y le digo:
- Mañana tenemos que ir a ver lo que pasó con la monja Alicia, a las siete estoy acá.
- No, no, no, mañana me acompaña Pedro.
Me quiso proteger porque ella se maduraba que le iba a pasar algo.”

A Azucena la secuestran a las pocas horas, por la mañana, el 10 de diciembre de 1977. Se resiste, se tira al piso como le había aconsejado a Aída, pero la arrastran.

“Lo mas impactante se hizo en esos siete meses.” (del 30 de abril al 10 de diciembre.)
"Nosotros nunca pensamos que nos iba a pasar una cosa así, pero los milicos tampoco se imaginaron que iba a haber un movimiento de madres que tirara casi abajo la dictadura, y mansamente. Porque nosotros no teníamos un aparato atrás, ni nada de nada. No había armas pero había coraje.”

“Siempre pedían documentos y los tenían un rato largo. Un día nos agarró tanta rabia que todas juntas tiramos los documentos, se hizo una montaña. Había un comisario que nunca se ponía el disfraz, como le digo yo, siempre estaba con camisa o un suéter si hacía frío:
- ¿Que hacemos ahora?
Y claro, había que buscar como me llamo, y los buscamos nosotras.”

PAÑUELOS y LA PRIMER MARCHA DE LA RESISTENCIA.
Como sabemos las Madres volvieron a la Plaza.
“El pañuelo se usó el 1º de octubre de 1977 una vez, y cuando vino Cyrus Vance se volvió a usar, nada más. Y con todo lo que pasó nos olvidamos del pañuelo. Y después empezamos “pongámonos el pañuelo”. Y después en la marcha del 81 salimos con el pañuelo.”

“En el año 81 estuvimos cincuenta madres y no podíamos salir de ahí, nos cortaron todas las bocacalles. Con perros, con hidrantes, con policía, con todo y nos apagaron las luces, se corrió la bola de que nos iban a matar. Pero Alfredo Bravo, los de La Liga y muchos otros movieron cielo y tierra y a las dos de la mañana prendieron las luces y nos trajeron de comer unos sandwiches, café caliente, porque llovió y hacia frío.

Tengo dos fotos, en una estamos juntitas, juntitas. Y la otra es ya a la mañana, estamos todas bien alrededor de la pirámide. Después vino más gente, todos grupos de derechos humanos. Lamento no poder conseguir fotos del 77, tengo algunas caminando pero mal. No son buenas.”

Aída trabaja en el Archivo de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.