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sábado, 21 de abril de 2012

Entrevista a Juana de Pargament Tesorera de la asociación madres de plaza de mayo, realizada por Leonardo Marcote

publicado en Refugio de Monos en diciembre de 2008.

Los comienzos de las madres de plaza de mayo.
Yo, desde que se llevaron a mi hijo como todas las madres no sabíamos de política. Algunas sabíamos que nuestros hijos leían, discutían y querían formar algo como un frente. No lo sabíamos muy bien. Lo que no queríamos, al igual que ellos, eran militares en el golpe de estado que se estaba programando entonces a muchas nos agarró sorpresivamente romper las puertas, entrar y llevarse al hijo y al no volver es cuando salió algo, algo que tendría un nombre, un sentimiento muy fuerte y una determinación los voy a buscar. Y entonces salíamos a la noche a golpear puertas para saber por lo menos donde están.

Ya hacía tiempo que estábamos las madres, que nos conocíamos y nos encontrábamos en la plaza, por supuesto con algunas teníamos mayor afinidad y nos reuníamos en la casa de una, en la casa de otra, con pequeños cuidados porque al salir había que ver quien estaba en la esquina. Bueno, ese cuidado teníamos pero no era miedo sino prevención porque estábamos en una lucha que buscábamos a los chicos y si a nosotras nos llevaban, quien nos buscaba a cada una.

Nos encontrábamos en la plaza, luego nos reuníamos en las iglesias cada jueves porque las locas, como nos decían en la casa de gobierno, ya están caminando. Pero se cansaron de vernos y vallaron la plaza de mayo, nadie podía entrar y se sentían como triunfantes en ese sentido pero las madres pese al dolor, a la angustia de no saber que paso con nuestros hijos queríamos averiguar, salíamos a la mañana y volvíamos a la noche.

Golpeamos a los militares, a la policía. ¡Acá no lo tenemos! ¡No está, no lo tenemos, nosotros no fuimos!, nos respondían. Golpeamos las puertas de la iglesia y le dijimos tenemos madres que les han llevado los hijos que son muy creyentes y muchos de esos hijos iban a las misas con estas madres muchas veces. Los vieron crecer ¿y qué nos respondieron los sacerdotes y los obispos?: “a terroristas y subversivos no podemos ayudarlos”. Íbamos semanalmente a una parroquia Stella Maris donde el obispo nos daba los turnos, nos revisaban las carteras o las retenían y teníamos esa esperanza de que él procuraría cumplir con esa promesa, pertenecía a la parte de la iglesia pero de la marina. Nos veíamos los rostros y nos conocíamos, sabíamos que a cada madre le habían sacado un hijo, a otra la hija que estaba embarazada y nos estábamos hermanando frente a esa desesperación.

Al final tanto ir semanas y semanas una madre dijo: “acá nos engañan en todo, yo creo que detrás de la sotana hay botas”, “él nos está engañando, toma nota y promete”. Entonces volvíamos resignadas de la iglesia y ahí fue cuando una madre capaz, inteligente y militante, Azucena Villaflor de Vincenti, dijo: “madres ven no sabemos nada, con las manos vacías volvemos y volveríamos otro día”, “por que no nos quedamos en la plaza, esa que vamos a cruzar que está frente a la casa de gobierno, ahí están los que se los llevaron y saben de nuestros hijos, tenemos que quedarnos, tenemos que venir y hacer una nota, firmar todas y exigir respuestas”. Nos pareció inteligente y coherente y dijimos este sábado volvemos. Y estuvimos el sábado que no era día para ir a informar a la gente porque casi no pasa nadie y la casa de gobierno está cerrada, igual que los colegios, los negocios, los abuelos jugando con sus nietos, no les interesaba. Hay que elegir un día de semana y fuimos el jueves.

Y ese jueves éramos bastantes madres, estábamos paradas programando donde ir a pedir, a rogar, a descubrir donde están nuestros hijos y vino la policía: “¿y ustedes que hacen aquí paradas? Hay un decreto del gobierno que prohíbe reunirse”, y le explicamos que se llevaron a nuestros hijos. “Ustedes tienen que circular, si ustedes no circulan las llevamos” y así con esa sugerencia, de a dos empezamos a caminar en círculo frente a la casa de gobierno.

Ya están las locas y nos vallaron la plaza de mayo y esa caminata después la recuperamos por fuerza y tirando las vallas como de denuncia de pedido por nuestros hijos.


El nacimiento del pañuelo blanco de las madres.
Entonces fue cuando pensamos en algo más y una madre que era muy joven cuando le llevaron la hija y que murió de un síncope arreglando su propia ropa, también es un detalle, el sentimiento a veces te desborda. Y dijo: “madres en la semana se hace como todos los años en Lujan la gran misa de los estudiantes”, y cuantos estudiantes se habían llevado, cuantas juventudes habían secuestrado, entonces dijimos vamos: “pero madre como nos reconocemos si van cientos de personas a Lujan, que van a pie con sus promesas, que van en coche, que van en tren ¿como nos reconocemos?”. Y a esta mujer y a muchas otras les pareció coherente que nos pusiéramos en la cabeza el pañal de nuestros hijos.

Entonces bueno, cuando vamos tal día que se hace la misa y ahí nos encontramos cada una con un pañal, Hebe por ejemplo, como la gente estaba desesperada, ya estábamos recibiendo fotografías para hacer un gran panel o para hacer un libro, había abrochado una cantidad de fotos de los hijos de las madres. Yo por ejemplo alcance con un crayón a poner su nombre y la fecha y otras alcanzaron a bordar antes que pintarlo, llevamos eso a Lujan y nos reunimos, pero claro le informaron a los sacerdotes y obispos que estas mujeres están juntas porque les llevaron los hijos y están haciendo un reclamo y sabés que a las madres que llevábamos el pañuelo no les daban la comunión, esa fue la actitud de la iglesia.

Entonces fuimos y estuvimos al aire libre, todas juntas pudimos hacerlo y paso algo muy distinto ahí porque cuando terminó la misa nos encolumnamos con una gran bandera con todos los rostros de chicos desaparecidos que los familiares nos dieron, íbamos caminando por la calle principal y se acerca una persona y nos dice: “yo, las voy a acompañar las ayudo a llevar esto” y no te digo que pasamos frente a la comisaría recoge la bandera, escapa y la roba.

Los jueves en la plaza.
Ya llevamos mas de 1600 jueves con lluvia, con sol, con viento, con frío, no la dejamos es un deber de conciencia, un compromiso de lucha en nombre de nuestros hijos queridos, no la dejamos y no la dejaremos. Si vieras nuestro sentimiento se siente herido si ese día por una casualidad no vamos, sentimos que algo nos falta y hasta decimos como es que no estamos ahí caminando con las otras madres. Ya somos muy mayores, muchas tienen ya 80 años pero no hemos dejado ni un día de luchar, de crear dentro del dolor, la desesperación, de crear elementos para denunciar y reclamar la ausencia de los chicos. Yo estoy desde el principio y tengo 94 años y prometo en la medida de lo posible seguir luchando, vale la pena por nuestros hijos, por lo que es este país crearlo y luchar por él. En nombre de nuestros queridos seres que se llevaron.


La universidad popular madres de plaza de mayo.
Creemos en la cultura y con ella también se lucha, con la palabra también se lucha. Nosotros éramos antes un pueblo de los primeros en el mundo y la cultura se ha borrado, nos han quemado los libros. Pero tenemos un compromiso con la vida en nombre de estos 30.000 seres queridos que desaparecieron terriblemente, 1.500.000 que alcanzaron a escapar, toda Europa esta sembrada de argentinos, entonces bien recibidos no como ahora que la crisis los saco de todos los países y ya no los quieren y hasta los echan. Pero entonces los recibían con los brazos abiertos, les daban sus camas, hasta formaron sus propias familias que nunca mas quieren regresar por eso vas caminando por las calles y ves mucha gente mayor, los hijos muchos de ellos pudieron escapar y otros desaparecieron para siempre.