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miércoles, 23 de marzo de 2011

Entrevista a Roberto Perdía realizada por Leonardo Marcote

publicada en Refugio de Monos en el 2010

La experiencia montonera
Roberto “Cirilo” Perdía es uno de los 3 jefes montoneros que han sobrevivido a la última dictadura Oligárquico-Militar. A los 23 años se gradúa de abogado. En 1964 abandona sus estudios sistemáticos de sociología para radicarse en el norte de Santa Fe, donde asesora sindicatos de la zona. En 1967 integra un grupo que se suma a la actividad guerrillera; éste se une a la FAP (fuerzas Armadas Peronista). Se distancia de ella a principio de 1970 y desde 1972 integra la dirección nacional de Montoneros hasta su disolución definitiva en los comienzos de los ‘90.


Encuentros con Rodolfo Walsh y Raymundo Ongaro
RP: Estamos en el ’69 y estallan los grandes movimientos de ciudad. Donde inclusive en la zona nuestra fuimos uno de los primeros movimientos que se producen. En abril del ’69 la zona donde yo trabajaba -zona norte de Santa fe- era una zona azucarera y estaban en juicio los ingenios azucareros, los mismos que estaban en juicio en Tucumán, y con ese motivo se produce en el pueblo mucho levantamiento popular. Un 13 de abril del ’69 traemos clandestino a Raymundo Ongaro, lo traemos en el baúl de un coche y cuando empieza el corte de ruta de esa mañana del 13 de abril lo hacemos salir. Ahí reprime la guardia rural violentamente. La gente quema municipios con Ongaro que era secretario general del CGT de los argentinos. Pocos días después de eso Ongaro lo manda a la zona a Walsh, que dirigía el periódico de la CGT -ahí lo conozco a Walsh- para que relatara y describiera como era la zona, y de ahí a Walsh le damos los enganches y se va para corrientes, Chaco y poco días después, en el mes de mayo, estallan los problemas en Corrientes, en Chaco que después siguen en Rosario y terminan en el Cordobazo. Es decir, había una situación de rebeldía en el país que afloró y que explotó!

Raymundo Ongaro: Fundó en 1968, durante la dictadura de Onganía, la central sindical CGT de los Argentinos. Dio apoyo al alzamiento del Cordobazo entre el 28 y el 30 de mayo de 1969. El 30 de junio del mismo año fue encarcelado por el gobierno militar al igual que Agustín Tosco y Elpidio Torres. Estaría preso varios años y a su salida organiza el movimiento llamado Peronismo de Base.

Acerca de la violencia
RP: La discusión no era si la violencia si o la violencia no. La discusión era los derechos, para recuperar esos derechos hay que organizarse. Si el régimen o el sistema ponían límites a la organización había que superar esos límites. Y bueno... para eso había que ejercer la violencia, para superar esos límites. En ese sentido se planteaba, en ese momento. Estoy hablando del ’66,’67 el tema de la violencia.


¿Como fue tu ingreso a Montoneros?
RP: Nosotros aparecimos primero con FAP pero en medio de Tucumán y Salta había discusiones con los compañeros de FAP. Una político metodológica y otra organización política. El tema central era la forma de lucha que había que adoptar porque no estábamos muy conformes con lo que había pasado en Taco Ralo. Mientras estábamos haciendo ese proceso de que hacíamos con esa rebeldía organizativa, aparece el hecho Aramburu con la impronta Montoneros. Y a partir de ahí nos integramos todos a Montoneros para continuar la misma lucha, bajo el nombre de Montoneros. El grupo nuestro no participó del hecho Aramburu. Si, lo asumimos absolutamente, nos identificamos con los compañeros y a partir de ahí nos fuimos fundiendo en una sola fuerza.



El movimiento revolucionario más importante en la historia del país fue bautizado en los ‘70 como los Montoneros, se dieron a conocer a la sociedad en su primera gran acción el 29 de mayo de 1970 cuando secuestraron al Gral. Pedro Eugenio Aramburu
.

1 de mayo de 1974, la juventud peronista y los Montoneros coreaban en plaza de Mayo: -¡Qué pasa, qué pasa, qué pasa, General, está lleno de gorilas el gobierno popular!-


Como fue la organización del acto que culminaría con el retiro de Montoneros de la Plaza de Mayo.
RP: El tema era este: nosotros habíamos planteado que queríamos un primero de mayo para discutir con Perón, debatir con Perón. Y Perón acepta. Nosotros planteamos públicamente que queremos el acto del 1º de mayo en la plaza, y Perón dijo que si, que va a hacer en la plaza de Mayo. Y ahí nosotros tuvimos la duda, el temor de que se repitiera el 20 de junio en Ezeiza. Entonces nos organizamos, tratamos que haya una presencia masiva en la plaza. Sabíamos que iba a ser muy difícil y tratamos de organizarnos lo máximo que pudiéramos la fuerza. Sabíamos que estaba prohibido que fuéramos con carteles con inscripciones propias y demás. Luego los compañeros se las ingeniaron para poder pintar los carteles en medio de la plaza, se las ingenian de mil maneras para zafar. Lo más interesante es que tratamos de que viniera gente de todo el país y así fue.

RP: Pero simultáneamente a través de la policía federal fueron presionando del ministerio del interior y la policía federal presionaba a los gobernadores para que no nos dejaran pasar. Entonces había que hacer negociaciones en cada lugar. Pero como los gobernadores pertenecían al peronismo político, un peronismo que estaba a mitad de camino entre los sectores sindicales y nosotros, también negoció en ese caso. Con más o menos horas de retraso nos dejaban pasar. Acá en Bs As sabíamos que iba a ser más difícil. Entonces lo fuimos acordando desde unas oficinas que logramos para ese día, teníamos teléfonos para comunicarnos. Y ahí estábamos instalados con Rodolfo Walsh y un par de compañeros más. Rodolfo andaba con esos aparatitos para descifrar las comunicaciones de la policía para saber que estaban haciendo entre ellos. Porque el problema era como iban a cruzar los compañeros la gral Paz porque la habían cortado para que no dejaran acceder a la gente. De repente se aparecen varios colectivos con un compañero que venía del sur y que había optado por hacer las cosas por su cuenta, él vino y apareció en la gral Paz. Entonces lo que hicimos fue mandar periodistas y demás para que cubrieran. Estaba Villar, que era el jefe de policía, diciendo “no los dejen entrar, no los dejen pasar”. Los compañeros estuvieron ahí dos o tres horas tironeando hasta que pasaron y quebraron la resistencia.



En pleno apogeo de la triple A, la organización Montoneros ejecuta al jefe operativo Alberto Villar, volando la lancha en que éste paseaba por el delta del Tigre.
RP: prácticamente el 90% de la fuerza prevista llega al lugar, llega tarde, llegó casi encima del acto. Teníamos la sede de agrupamiento en la facultad de derecho y de ahí marchamos a Plaza de Mayo. Gigantescas columnas de jóvenes, mas o menos en números reales entre 60 o 70 mil compañeros, básicamente el 90% jóvenes. Era impresionante ver la columna encaminada hacia la plaza. Ya ahí habíamos previsto una serie de situaciones, temíamos una emboscada. Teníamos todo un sistema de protección con periodistas extranjeros y algunos legisladores amigos. Y unos minutos antes detectamos encima de la catedral a grupos de francotiradores pero no teníamos alternativa, sabíamos que teníamos que estar ahí.


“Hoy resulta que algunos imberbes pretenden tener más méritos que los que lucharon durante veinte años.”
RP: La tensión era muy grande, por cierto la plaza partida por mitades, una ocupada por los sectores sindicales y la otra mitad por nosotros. Una plaza repleta, 120 o 130 mil compañeros entre la plaza y lo que la rodea. Antonio Carrizo era el maestro de ceremonia, se elige la reina del trabajo y aparece Isabel (Perón) para coronar a la reina y ahí los compañeros lanzan algunas consignas agraviantes. No estaba previsto. Y Perón reacciona, empieza su discurso y dice: “pese a esos imberbes….” Y ahí se produce un echo inédito: los compañeros nuestros se dan vuelta para irse. Los históricos, los de la primera resistencia intentan pararlos. Un compañero al que trataban de pararlo les dice: “mírame la cara, imberbe yo?” le dice indignado, se da media vuelta y se va.

Y se retiran los compañeros con un gran dolor, por cierto, nosotros estábamos con Rodolfo ahí. Cuando llegó la gente a la plaza recuerdo que dijimos ya no hay mas nada que hacer, ahora descolgamos los teléfonos, descolgamos todo y nos sentamos a mirar el televisor. Me acuerdo que un compañero trajo un plato de milanesa y mientras nos sentamos para escuchar el discurso de Perón, nos habíamos comido con Rodolfo entre la angustia, la desesperación y el hambre el plato entero de milanesa.

Recuerdo que esa noche nos reunimos con los compañeros, nos reunimos con Firmenich y con Quieto, que eran de la conducción, y quedé encargado de escribir algunas líneas para el día siguiente. No me acuerdo para que medio se iban a publicar pero la frase central de lo que habíamos concluido era que algo se había quebrado.


En más de una ocasión he leído en algunas de tus declaraciones que fue un error el pase a la clandestinidad.
Si, absolutamente, fue tal vez el peor error político de toda nuestra historia. Un error político que posiblemente nos ahorró vidas en esa coyuntura, pero nos destruyó en el mediano plazo. A que me refiero a que nos ahorró? porque hasta ahí nosotros teníamos la militancia abierta, funcionando en locales donde podían elegir a quien iban a asesinar, no cierto? Podían entrar y salir, dueños de los aparatos estatales, etc, y eso provocaba un gran desgaste interno. Pero simultáneamente al lado del desgaste también se fortalecía el espíritu de cohesión interno, había un doble fenómeno, cuando fue el fenómeno que nos impulsó a esta decisión los compañeros permanentemente presionaban: “hasta cuando nosotros tenemos que aguantar esto”, “hasta cuando vamos a soportar esto”, “hasta cuando vamos a estar así y no le vamos a responder”. Yo creo que caímos en ese error, en esa trampa. Y cuando decidimos pasar a la clandestinidad como consecuencia directa de eso, muchos compañeros fueron trasladados de un lugar a otro porque ya obviamente eran conocidos y ese traslado significó que ese compañero, que era un militante arraigado en un lugar, vamos a decir Quilmes, ese compañero de Quilmes era conocido en el barrio. Cuando lo sacamos de Quilmes y lo mandamos a Rosario, él en Rosario no era nadie entonces el día de mañana ese compañero aparecía asesinado en Rosario y habían asesinado a alguien que los vecinos no sabían quien era. Si ese mismo compañero se hubiera quedado en Quilmes es posible que lo hubieran asesinado a él y a algún compañero más, o también el costo político hubiera sido distinto. Y nos hubiera permitido orquestar otro tipo de organización para enfrentar el golpe militar, con mayor sostenimiento y mejores raíces en el movimiento popular.


Este último Golpe sigue una línea que se arrastra desde antes de 1955: igual que todos los anteriores, tendió a destruir otro proyecto de país posible y se propuso aniquilar al actor social que disputaba el poder desde el cuestionamiento al sistema socioeconómico. Es bueno dejar bien claro: en 1976, con guerrilla o sin guerrilla, los sectores dominantes igual hubieran convocado a los militares.
(Del libro “Violencia y Política en los 70”) autor Ernesto Jauretche


RP: El golpe militar cambió las condiciones de enfrentamiento. Sobre eso, un tema que siempre se ha discutido y que circula como verdad una falsedad: montoneros nunca promovió el golpe de estado. Mas aún, se discutió en dos reuniones nacionales acerca del tema del golpe de estado y, a raíz de las diferencias del debate que había, se convocó a una segunda reunión en donde el acuerdo unánime fue que el golpe de estado no nos convenía ni nos servia a nosotros. Es más, estábamos preparando el mecanismo electoral para las próximas elecciones. La opinión imperante es otra: que los Montoneros buscaban el golpe de estado.

Si hablamos de reparar la memoria, el testimonio de Roberto Perdía es un ejemplo de ello; desde hace varios años es señalado por los medios de comunicación de la clase dominante que juzga según sus intereses el desempeño de nuestros luchadores sociales en la lucha contra la última dictadura Oligárquico-Militar.

¿De qué se trató la contraofensiva?
Bueno… históricamente en la Argentina se venía dando un tema que era recurrente. Llegaba el golpe militar, los militares no lograban consolidarse en el poder y terminaban yéndose. No se terminaban yendo porque les gustaba, terminaban yéndose por la presión del pueblo. Entonces pensamos que ese esquema debía repetirse aunque las características fueran distintas, aunque este golpe cambió las condiciones socio-económicas, rompió el viejo modelo peronista. Esa era una percepción que teníamos. El otro tema era que cuando se produjo el mundial ’78 nuestra idea era que el mundial, esto también va a contra mano de lo que generalmente se opina, no perjudicaba la lucha popular, y que tampoco la perjudicaba el triunfo de la Argentina. La dictadura podía festejar ese triunfo pero ese triunfo cambiaba las condiciones espirituales de la gente, que quiere decir: a un pueblo donde se lo había confundido de que había que desconfiar del otro, que el que estaba al lado podía ser un traidor, un delator, etc; que de repente se pudiera encontrar en un festejo, aunque sea por el futbol, no era una cosa negativa, aunque la dictadura lo utilizaba, no era una cosa negativa. La alegría y el festejo de la gente, no es negativa. Esa era nuestra percepción. Nuestra evaluación era que después del mundial iban a volver a pasar cosas, y que la gente iba a recuperar fuerza moral y ganas con el mundial.

Era el momento que el pueblo podía volver a respirar y a empezar a recuperar terreno, sin plazos, pero que podía volver a recuperar terrenos. Esa es la filosofía central, esa es la idea de la contraofensiva popular. Esa idea yo la rescato total y absolutamente, y además no solo que la rescato, sino que creo que se verificó en los hechos: en abril del ’79 la primera huelga decretada por el grupo de los cinco sindicatos y que tiene un apoyo del 20%, lo cual no es poco en medio de la dictadura. Y empiezan a darse a partir de abril grandes movilizaciones obreras.

Primera Línea de Fuego
Qué manual del revisionismo nuevo
mentará el nombre del comandante
que cayo peleando en la primer línea de fuego.
Quien tirará la piedra en un masivo medio
contando que los desaparecidos
no fueron faenados como borregos.
Dónde habrá de escucharse o leerse
que no hubo píldora fatal para los giles
y exilio dorado de los jefes.
Quién no medre con gesta ajena
puede disimular que ninguno
de los que hicieron punta amasa fortuna.
Qué juicio justo cabe al que ayer eludió la guadaña
y hoy ofrece el pescuezo generoso
para una nueva hazaña.
Jorge Falcone, de su poemario (prevaleceremos)

Y lo que planteamos, y ahí viene el error, es cómo nosotros participamos de esos movimientos. Planteamos la participación en tres niveles: el político, el militar y el propagandístico. A nivel propagandístico funcionó sin ninguna baja prácticamente. La parte militar era actuar, básicamente sobre el equipo económico, de esas acciones funcionó un 30% y tuvimos algunas bajas importantes pero no fueron las más numerosas de aquel periodo. Y el tercer lugar, donde sí la política o el fracaso se hizo evidente en lo que se llamó el accionar político. El objetivo del accionar político, era tomar contacto con los grupos que se iban organizando a nivel territorial, a nivel iglesia, a nivel sindical, etc. Y ahí fue nuestro error, en ese sentido cometemos dos errores centrales; un error que son en parte lo mismo: el no haber apreciado el nivel de desconfianza que había generado la dictadura en el conjunto del pueblo. Y el otro fenómeno tiene que ver con no haber visto el nivel de penetración del enemigo en las distintas organizaciones, una penetración de todo tipo no? De modo que, cuando nosotros fuimos a tomar contacto con esas estructuras, nos encontramos con estructuras con mucho miedo y los encontramos con un alto nivel de aislamiento respecto de nosotros, por el temor que se había instalado en la sociedad. En ese nivel de desarrollo político tuvimos durosisimas bajas, la mayor parte, el 80% de los compañeros que caen en la contraofensiva caen en el aparato político. Es decir que el accionar del enemigo ha sido mucho más profundo que lo nosotros habíamos imaginado, ese es el error fundamental en el aspecto de lo que fue la contraofensiva.

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